¿Debería la moda celebrar el mes de la herencia latina?

Mi tema de los últimos meses ha sido la “descolonización”. Y la verdad es que la descolonización o la decolonialidad amerita que la pensemos mucho más y que escribamos mucho más sobre ella. O al menos que produzcamos ideas un poquito más matizadas, por decirlo de alguna forma, que reconozcan todos los niveles de complejidad que conlleva la descolonización. También podría ser útil ofrecer casos de estudio más específicos que demuestren por qué es que digo que la moda ha abusado del término.

Es tanto lo que queda por decir de la descolonización, que hubiera podido expandir más sobre el tema hoy. Y de hecho ese era mi plan.

Hasta que me di cuenta de que el viernes empieza Hispanic Heritage Month, el mes de la herencia latina en Estados Unidos.

Entonces tengo que hablar más bien de este tema. ¿Cierto?

Para quienes no saben mucho del “Hispanic Heritage Month”: se trata de un periodo de 30 días en que los Estados Unidos intenta celebrar las historias, culturas y contribuciones de ciudadanos estadounidenses cuyos ancestros provienen de España, México y las naciones hispanohablantes del Caribe, Centro y Sudamérica. Comienza el 15 de septiembre y cubre los aniversarios de la Independencia de varios países latinoamericanos, además del “Día de la Raza” el 12 de octubre. Y aquí aprovecho para mencionar que algunas preferimos conmemorar la diversidad cultural o —mejor— la resistencia indígena este día.

Como sucede en otros meses temáticos —como febrero, el mes de la historia negra, o noviembre, el mes de la herencia nativo-americana— durante el mes de la herencia latina marcas y medios de todo tipo tratan de capitalizar sobre las historias, culturas y contribuciones de personas “hispánicas” y “latinas” a los Estados Unidos.

Y marcas y medios de moda nos muestran su llegada con sus compendios de diseñadores, marcas, modelos y creatives latinoamericanos que deberíamos conocer.

El año pasado, por ejemplo, Saks reclutó a Alejandra Alonso Rojas, diseñadora de moda nacida en Madrid, Sofia Huerta, futbolista profesional mexicana-estadounidense, y Djali Brown-Cepeda, cineasta afro-nativa y dominicana, para modelar en una campaña que resaltaba marcas hispánicas y latinas. En años anteriores, tiendas como Neiman Marcus han diseñado vitrinas especiales para exhibir las creaciones de diseñadores latines. Y hasta el gigante de la moda ultra-rápida, SheIn, encargó cinco murales enormes de artistas latines para cubrir la fachada de una tienda temporal en Los Ángeles.

No sé quién necesite saber esto (porque para mí es obvio) pero ninguna de estas campañas se trataba de celebrar o resaltar verdaderamente las contribuciones centenarias de creadores latines a la moda global. Al contrario, se trataba más bien de estrategias de mercadeo para incrementar ventas (e ingresos) para las marcas. Sería interesante ver qué porcentaje de estos ingresos terminó en manos de personas latinas, especialmente aquellas que son realmente afectadas por las desigualdades sistémicas y la discriminación en los Estados Unidos.

Los medios, por otro lado, se han resaltado por compartir colecciones de “líderes” de la industria, gente que “deberías conocer” u, ocasionalmente, tendencias basadas en la cultura y las tradiciones latinoamericanas. Estas últimas me parecen particularmente problemáticas porque se basan en ideas esencialistas que nos han hecho creer que la moda y la estética “latina” deberían verse de una forma específica: con colores fuertes, boleros, cuellos “bandeja” y aros dorados enormes. Igual que las campañas de las marcas, estas publicaciones suelen ser el resultado de estrategias de mercadeo (y muchas veces generan comisiones a través de enlaces afiliados) más que una movida genuina hacia la inclusión.

Pero nada de esto quiere decir que debamos simplemente deshacernos de “celebraciones” como el mes de la herencia latina. Ni que estos meses temáticos no tengan el potencial de ayudarnos a avanzar hacia una mayor inclusividad y diversidad en la moda, las artes y, más ampliamente, la cultura.

De hecho, es precisamente gracias a muchas de las publicaciones y artículos especiales que salen en el mes de la herencia latina que cada vez más personas pueden aprender y conocer sobre diseñadores, modelos, marcas y tendencias de origen latinoamericano. (Todavía nos falta trabajar en la historia y las contribuciones intelectuales en la moda, pero eso es otro tema.) Poco a poco, las campañas han contribuido a una mayor representación, aunque deberíamos luchar por ella durante todo el año y no sólo durante un mes. Y, aunque suene obvio, independientemente de cuándo se publiquen los artículos, podemos acceder a ellos en cualquier momento.

Aquí ya tenemos una base a partir de la cual podemos continuar expandiendo las narrativas de la moda con las contribuciones de latines en Estados Unidos y el mundo. Estas contribuciones son especialmente relevantes este año, pues el tema del mes de la herencia latina en 2023 es “Latinos: Impulsando la prosperidad, el poder y el progreso en Estados Unidos”.

¿Habría prosperado la industria de la moda estadounidense sin la labor de millones de trabajadores textiles hispánicos y latines? ¿Podría avanzar hacia el progreso sostenible si no fuera por los conocimientos (en su mayoría indígenas) y las formas de extracción de fibras o la producción orgánica de textiles basada en América Latina? ¿Podrían las marcas de moda probar su “diversidad” si no fuera por todas las personas latinas que las componen (aunque todavía nos deben más espacios en puestos administrativos de alto rango)?

No lo creo.

Y lo más importante para mí es que, de estas cuestiones iniciales, podemos finalmente embarcarnos en formas más profundas de investigación, que, como sugerí en junio (en una entrada que todavía tengo pendiente por traducir), son esenciales para que realmente podamos diversificar la moda y crear prácticas más sostenibles y socialmente justas. Por ejemplo, podríamos empezar a descubrir los nombres de personas latinas que han trabajado “en la sombra” de marcas o diseñadores más famosos (y por lo general blancos). Podríamos estudiar los detalles de costura o las prácticas de diseño de marcas latinas de los siglos XIX y XX. O podríamos encontrar inspiración en la diversidad de estéticas originarias de “Latinoamérica”, en lugar de concentrarnos solamente en las playas tropicales y las selvas exóticas.

Con todo esto en mente, ¿cómo vas a honrar la herencia latina este mes? Comparte tus ideas en los comentarios de mi blog, via email o en redes sociales.

Como siempre: ¡gracias, gracias, gracias por leer! Y hasta la próxima.

—Lau 🩷

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