¡Los últimos meses han sido una locura! Me cuesta creer que han pasado ya más de 3 desde la última vez que escribí en este blog. Y al mismo tiempo no me sorprende. Si hay algo que he aprendido en los últimos tres años de doctorado es que es súper fácil abrumarme (y comprometerme más de lo que debería) con las miles de cosas que hay por hacer.

Este año pandémico no ha sido muy diferente a los anteriores. De hecho, con la nueva onda de conferencias, clases magistrales y demás que hay para asistir de forma virtual —y con el incremento más generalizado del tiempo que paso frente a una pantalla— creo que he estado más sobreexplotada que nunca.

Pero esta “nueva” forma de hacer las cosas también ha tenido su lado bueno.

Para mí, el lado bueno incluye el haber conectado con tantas personas que comparten mi interés por la moda, su historia y teorías, especialmente en el contexto latinoamericano. También he tenido la maravillosa oportunidad de colaborar con colegas de todas partes en una variedad de proyectos y de tener conversaciones increíbles con ellas. La semana pasada recordé (gracias a una seguidora de Instagram) la conversación que tuve con mi gran amiga Isabella Rosner sobre mi investigación para su podcast Sew What? el año pasado. La semana pasada grabé una nueva entrevista para uno de mis podcasts favoritos, pero todavía no puedo compartir todos los detalles. Y todavía no supero las conversaciones virtuales tan iluminadoras y colegiales que tuvimos en los eventos organizados por la Sartorial Society Series y la Association of Dress Historians.

Colección de tres imágenes con los títulos de las listas de lecturas que menciono en seguida.

La virtualidad auspiciada por la pandemia también me ha dado la oportunidad de trabajar como investigadora para The Fashion and Race Database —un proyecto que he admirado desde que lo “descubrí” por allá en el 2017—. No tengo palabras para expresar lo orgullosa que me siento de hacer parte de este equipo. Y creo que sobra decir que casi me desmayo cuando leí que Kimberly M. Jenkins, fundadora y directora del proyecto, describía mi trabajo como “brillante” al “traer complejidad a la biblioteca que estamos construyendo sobre historia latinoamericana” (mi traducción). Mis publicaciones más recientes para la FRD son una entrada enciclopédica para la sección de Objects That Matter sobre el sarape y una lista de lectura sobre “Descolonizar la moda”, para la cual Juanita García muy generosamente me ofreció una imagen de su marca Priah. Algunas de mis listas de lectura anteriores incluyen una sobre exposiciones de moda latinoamericana y otra sobre vestido mesoamericano prehispánico. Hace poco me di cuenta de que la última fue compartida en la cuenta de Instagram del Research Collective for Decolonizing Fashion (algo así como el “colectivo de investigación para descolonizar la moda”). Y la lista de lectura que reuní sobre Moda nativoamericana contemporánea en febrero salió en Elle dándome otro recuerdo para no creer.

Lo último que todavía me cuesta creer es que mi Instagram se está saliendo de control. De la mejor forma. Seguidores, interacciones y corazoncitos han crecido como nunca en las últimas semanas. Esto parece ser el resultado de mi reciente adopción de los reels para compartir pedacitos de mi conocimiento sobre historia de la moda y varias teorías para estudiarla —además de algunos videos tontos que uso de excusa para quejarme de la vida doctoral. Debo decir que me encanta crear este tipo de contenido y tener conversaciones con más y más personas. Pero también es agotador, especialmente porque todas sabemos que las redes sociales pueden llegar a ser espacios súper tóxicos. Así que encontrar formas de no dejar que Instagram me drene se ha convertido en una nueva tarea para mí.

Entre tantas cosas, los últimos meses han sido una especie de montaña rusa en términos emocionales y de niveles energéticos. Algunos días me siento como si por fin hubiera logrado entrar “en la onda” con todos mis compromisos de trabajo para la FRD, mi bebita de Culturas de Moda, mi investigación para el doctorado y otros proyectos relacionados, además de tener una vida por fuera del trabajo y la academia. Pero otros días me siento tan abrumada que honestamente me cuesta levantarme de la cama en las mañanas o sentarme a trabajar después de cualquier mini pausa.

Esto me lleva a otra gran lección que he aprendido durante mis posgrados: cuando adquieres tantos compromisos, es muy fácil que se apague la llama justo cuando apenas estás empezando a encontrar un buen ritmo. Pero (!) yo soy de las que cree que podemos trabajar para mantener el balance y retener —incluso aumentar— la energía creativa. Lo difícil es que tenemos que hacer este trabajo constantemente y puede llegar a ser muy duro.

Detalle de las galerías en los museos de Colonial Williamsburg (dos maniquíes con vestidos del siglo XVIII) a la izquierda y el Barry Art Museum (dos muñecas de principios del siglo XX) a la derecha.

A eso es exactamente me dedicado en los últimos meses. He vuelto a escribir en una especie de diario para ejercitar mi “músculo escritor” casi todos los días. También he tratado de volver a mi ritual de yoga diario, que perdí a mediados de marzo cuando me comenzó un episodio de vértigo. El vértigo siempre me ataca cuando dejo que me gane el estrés entonces sé que este episodio fue básicamente mi cuerpo pidiéndome a gritos un pare. Así que, este mes, tomármela suave y cuidar de mí han resultado en más tiempo libre los fines de semana para hacer planes divertidos (y adecuados para los tiempos de pandemia).

Abril comenzó con las últimas celebraciones de mi cumpleaños, que tuve la fortuna de pasar con mi familia y algunos de mis mejores amigos (aunque me quedé con las ganas del fiestón que quería organizar). También pasé mucho tiempo entre caballitos y hasta pude volver competir —una de mis actividades favoritas en el mundo—. De regreso en EE.UU., visité el Chrysler Museum of Art y el Barry Art Museum en Norfolk (Virginia) con una de las mejores personas que me ha dado este camino hacia el Ph.D. Y volví una vez más a ver la exposición sobre el comercio de textiles británicos en los museos de arte de Colonial Williamsburg.

Dos fotos de mis celebraciones de cumpleaños, con dos pasteles diferentes.

Y bueno. Sorprendiendo a nadie, he pasado una gran parte de los últimos meses leyendo (de eso se trata la vida doctoral). Últimamente también paso más y más tiempo escuchando podcasts o viendo videos de YouTube. Y confieso que cada vez me impresiona más la cantidad del contenido que se encuentra en estos medios audiovisuales. Los dos temas recurrentes del último mes fueron la relación entre la moda y el cuerpo (con un énfasis particular en los corsés y la ropa interior) y la teoría decolonial. Aquí les ofrezco una selección de lo que leí, vi y escuché. Es más bien poco lo que hay en español esta vez pero ¡prometo mejorar!

1. La semana pasada fue la #FashionRevolutionWeek (un llamado a revolucionar la moda). La pasé reflexionando sobre lo que realmente implicaría revolucionar la moda y, para ayudarme a pensar, leí más de tres veces el ensayo de Amie Berghan sobre por qué la revolución de verdad debería ser la descolonización de la industria de la moda:

¿Dicen que quieren una revolución? El acto más revolucionario en el que podemos participar como amantes, diseñadores y marcas de moda es la tan atrasada descolonización de la industria de la moda.

— Amie Berghan (traducción de Laura Beltrán-Rubio)

2. Hablando de descolonizar la moda, Dayana Molina subió en Instagram un llamado a rechazar el eurocentrismo en la moda desde Latinoamérica y mirar hacia nuestra cultura. Más específicamente: mirar a creadores y culturas indígenas de la región. También nos recuerda el trabajo del Colectivo Indígenas Moda y la escuela Aldeia Criativa do Futuro, que promueve la educación descolonial y sostenible para las naciones indígenas del Brasil y el mundo.

3. Tanto pensar en descolonización me hizo retomar y pasar muchísimo tiempo con la edición especial de Fashion Theory sobre “Fashion and Decoloniality” (La moda y la descolonialidad), editada por Toby Slade y M. Angela Janssen y publicada en 2020. Es posible que se necesite pagar para acceder a la publicación completa o acceder a ella desde alguna biblioteca, pero la introducción de los editores es de acceso abierto.

4. En un artículo interesantísimo, Alexandra Pizzuto analizó si la aparente diversidad en la moda latinoamericana es una ilusión óptica o una realidad emocionante. Esta lectura se la debo a Bárbara Estreal de Museo de Moda —y aprovecho para recomendarles su increíble trabajo—.

5. Ya saben que amo el podcast Sew What? Estoy un poco colgada en los episodios más recientes, pero la semana pasada escuché una maravillosa entrevista con las curadoras super-estrella Melinda Watt y Amelia Peck. También estoy súper emocionada de mi próximo viaje en carro para poder escuchar (¡por fin!) la entrevista con Bisa Butler y la Dra. Erica Warren.

6. ¿Se puede ver todo el contenido de un canal de YouTube en una sentada? No niego pero tampoco confirmo que eso exactamente es lo que hice con el contenido de Khadija Mbowe. ¡Estoy obsesionada!

7. Quienes son ávidas lectoras de la moda como yo tal vez no encuentren nada de nuevo en estas dos recomendaciones, pero en el último mes releí The Corset: A Cultural History de Valerie Steele y finalmente logré poner mis manos (¡y mis ojos!) sobre The Pocket: A Hidden History of Women’s Lives, 1660–1900 de Barbara Burman y Ariane Fennetaux.

8. También releí Foul Bodies: Cleanliness in Early America de Kathleen M. Brown y The Body of the Conquistador: Food, Race and the Colonial Experience in Spanish America, 1492–1700 de Rebecca Earle.

9. Hace poco vi esta entrevista con Coco Fusco mientras navegaba mis inquietudes sobre la descolonización. Uno de mis trabajos favoritos de Coco Fusco es su colaboración con Guillermo Gómez-Peña para “The Couple in the Cage” (o “la pareja en la jaula”). A comienzos del semestre tuve una conversación increíble con un grupo de estudiantes de la Universidad de los Andes y creo que no he podido dejar de pensar en ellos desde entonces.

10. Y ahora sí lo último (de verdad): hoy se transmite el simposio anual del Museo en FIT (el Instituto Tecnológico de la Moda de Nueva York) sobre la rosa en la moda en YouTube. ¡Deberían unirse si tienen el tiempo!

Gracias, gracias, gracias por visitarme y leerme. ¿Cuáles son sus recomendaciones para mí este mes?

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