Chanel: La alta moda y la elevación de lo ordinario

Una de las cosas más curiosas sobre la moda es que, de alguna forma, sólo nos concentramos en su aspecto de lujo. Normalmente, cuando pensamos en moda, pensamos en las marcas súper lujosas y el estilo de vida—por lo general imposible—que representan, pero nunca como algo que pueda existir en las masas. La moda tiende a ser vista como un fenómeno “especial” que ocurre bajo ciertas circunstancias, pero no como una práctica continua en la que nos involucramos a diario. Sin embargo, y aunque este aspecto ha sido fuertemente ignorado durante su historia, la moda es algo que ocurre en todas partes y todos los días, y no deberíamos ignorarlo.

En el mundo académico, estos dos aspectos de la moda han atraído más y más atención recientemente, con estudiosos de la moda concentrándose en la forma en que las tendencias que se producen “en el piso” han sido adoptadas por diseñadores. El clásico ejemplo de este caso es Vivienne Westwood y su adopción de los estilos presentes en la subcultura punk durante la década de 1970. Además, los estudiosos de la moda también han tratado de entender las prácticas de vestir de las personas. Por ejemplo, Sophie Woodward en su libro Why women wear what they wear analiza la relación entre el armario de las personas y sus prácticas a la hora de escoger qué ponerse, mientras que Joanne Entwistle, en su libro The Aesthetic Economy of Fashion, estudia cómo las personas escogen qué ponerse al ir a trabajar para comunicar ciertos tipos de mensajes.

Pero no son solamente los estudiosos de la moda los que han resaltado la importancia de lo ordinario en ella. Como muchos de ustedes se podrán haber dado cuenta a estas alturas, son muchos los diseñadores que adoptan tendencias “inspiradas en las masas” hoy en día, y no es raro ver las pasarelas inundadas de prendas de ropa que usarían las “personas normales” en su diario vivir.

Uno de los casos que me parecen más interesantes en esta adopción de lo ordinario es Karl Lagerfeld en sus más recientes colecciones producidas para las líneas de prêt-à-porter de Chanel. Éstas, lejos de ser ordinarias en sí, tienen una clara inspiración en los aspectos más ordinarios de la vida. Si han visto algunas imágenes de las presentaciones de estas colecciones, tal vez recordarán un hermoso café parisino, un aeropuerto—en la más reciente semana de la moda de París—o, tal vez lo más memorable: un supermercado. Y esta es una forma muy interesante y única de mostrar lo ordinario en la moda, especialmente porque Chanel es una de las pocas marcas de alta moda que, hoy en día, siguen siendo todo menos ordinarias.

Mientras vemos un minimalismo delicioso en los diseños de, digamos, Isabel Marant o Phoebe Philo para Céline, Chanel no intenta ni siquiera parecérseles. Especialmente a medida que el lenguaje de Lagerfeld se ha separado de aquél de Mademoiselle Chanel, vemos prendas de vestir y accesorios que pierden cualquier tipo de minimalismo y ordinariez. Casi todos los productos de vestir de Chanel cuestan al menos unos cuantos miles de dólares, haciéndose inaccesibles para la mayoría de las “personas normales” en su diario vivir; y las carteras de Chanel son de las pocas que siguen manteniendo el alto prestigio con que gozaron la mayoría de las marcas tan deseadas de la moda alguna vez. Pero lo que es más importante y parece ser—para mí, al menos—algo satírico, es que estas personas que supuestamente están viviendo la vida común en las pasarelas de Chanel no se parecen en nada a las personas que normalmente vemos en aeropuertos o supermercados. Y es que, ¿quién viaja usando Chanel de pies a cabeza, con tacones e incluso guantes de cuero? Definitivamente, yo no, y creo que suelo ser de las mejor vestidas en un aeropuerto, comparándome con algo así como el 90% de las personas que veo a mi alrededor—y esto es sin siquiera pensar en las idas al supermercado un domingo en la mañana…

En cualquier caso, creo que la forma en que Lagerfeld se ha puesto a jugar con la idea de lo ordinario es súper interesante. Es bastante claro que, de una u otra forma, reconoce que la moda está en todas partes y que nadie se puede escapar de ella—y creo que él es la persona más apropiada para hacerlo—pero, pensándolo bien, él también está en una posición privilegiada dentro del sistema y dentro de una de las casas de moda más prestigiosas en la historia. Pero me gusta su lenguaje. Y me gusta, aun más, que siempre me ponga a pensar y tratar de entender lo que está haciendo al producir sus colecciones. ¡Y por eso lo amo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *