Ya les dije que estas semanas he vivido los días más calientes de mi vida en París. Y aunque quisiera no tener que vestirme, lo cierto es que no soy lo suficientemente valiente para andar por las calles desnuda y que disfruto tanto el vestirme que no quiero dejar nunca de hacerlo.

A pesar de disfrutar tanto vestirme, hay días en que tengo que pensarlo más que otros —aunque eso no significa que me guste menos—. Y en días de calor esos pensamientos usualmente se van planeando estrategias para no derretirme debajo de mi ropa.

¿La mejor estrategia? Usar ropa hecha de materiales frescos y naturales (los sintéticos suelen ser más calientes que, digamos, un algodón o un lino —y eso sin contar con que normalmente son más sostenibles—).

Hace ya unos años, cuando viví mi primer verano trabajando en Nueva York, me hice mejor amiga del lino para el verano. Y comencé a coleccionar ropa hecha de este material. Primero una camisa, luego una camiseta… eventualmente un saco que usé hasta que lo hice pedazos. Y ahora este conjunto a rayas que amo y que usaré repetidamente por los siglos de los siglos. (Ya les he dicho que pocas cosas me hacen más feliz, cuando de ropa se trata, que saber que voy a usar una prenda cientos de veces.)

Los accesorios son la otra parte difícil del estilo de verano. Las joyas, por pequeñas que sean, se pegan a la piel y se vuelven incomodísimas. Pero no hay mejor época del año para usarlas de colores y figuras llamativas entonces sigo usándolas de vez en cuando.

Y la pañoleta en el cuello, por muy chic que sea, realmente es un fastidio. Da mucho calor. Entonces casi siempre la uso en la mañana o en la noche, cuando el calor —más bien, la falta de— lo permite.

En esta entrada

Conjunto a rayas de Extart & Panno // Pañoleta de Pineda Covalín // Joyas de Liliam Rubio y Smith + Mara // (No se ven pero las sandalias son de Valentino)

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