Sobre las tetas de Emma Watson y el feminismo

Hace algunos días, Vanity Fair reveló una nueva portada de Emma Watson, Rebel Belle (recomendadísimo así esté en inglés, entre otras, por las fotos), incluyendo una foto que, además de despertar controversia sobre el feminismo de la actriz, también descubre lo que es, en mi opinión, uno de los debates más importantes sobre el feminismo actual.

En la foto, tomada por Tim Walker, Watson posa con una chaqueta bolero blanca sobre los hombros, cubriendo sus senos a medias. Para muchos, haber posado semidesnuda en una revista popular es la antítesis de los estándares feministas a los que ella dice adherirse; es una hipocresía, que muestra lo mala feminista que es.

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Emma Watson fotografiada por Tim Walker para Vanity Fair (marzo de 2017). Imagen recuperada de https://www.vanityfair.com/hollywood/2017/02/emma-watson-cover-story.

Rápida en responder a las criticas, Watson explica:

El feminismo se trata de darle a las mujeres la opción. El feminismo no es una vara para pegarle a otras mujeres. Se trata de libertad, liberación, igualdad. Realmente no entiendo qué tienen mis tetas que ver con él. Es muy confuso.

Confuso como el feminismo de hoy.

Llamado posfeminismo por muchos, el feminismo contemporáneo es inherentemente contradictorio, haciéndolo difícil de identificar, estudiar y definir. Nació como una reacción frente al feminismo tradicional y, de muchas formas, está relacionado con el neoliberalismo—que nos da total responsabilidad sobre nosotros—, enfocándose en un individuo (mujer) autónomo, calculador, auto-regulado, que tiene la capacidad activa de hacer elecciones, sin ser limitado por las desigualdades o los desbalances del poder en el patriarcado.

De ahí el énfasis de Watson en darle opciones a las mujeres.

En el mundo ideal, esto significaría que una mujer puede, literalmente, hacer lo que quiere, vestirse como le gusta, decir lo que piensa—sin que el poder patriarcal la regule o discipline—. Usando su agencia, la mujer podría tomar decisiones sobre su cuerpo, su imagen, su sexualidad, sin tener que someterse a las normas establecidas por un sistema con relaciones desiguales de poder.

En un intento de representar su agencia, Watson escogió cubrir sólo parcialmente sus senos con esa capa cuando posó para Vanity Fair. Pero la imagen—una foto sin duda sensual de una hermosa mujer semidesnuda—no es muy diferente de aquella de una imagen que, subyugada por el patriarca, es presionada a posar desnuda para el placer de su mirada masculina.

Es aquí, exactamente, donde está el problema del posfeminismo.

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Emma Watson fotografiada por Tim Walker para Vanity Fair (marzo de 2017). Imagen recuperada de https://www.vanityfair.com/hollywood/2017/02/emma-watson-cover-story.

Algunas veces, al tratar de empoderarnos con nuestras elecciones, de actuar independientemente del patriarcado, terminamos haciendo algo que se considera tradicionalmente ‘femenino;’ terminamos subyugándonos frente a los ojos del patriarcado.

Algo que Angela McRobbie llama la ‘mascarada posfeminista.’

Pero ella no nos atrapa, pues no actuamos por obligación sino por elección.

Entonces, a pesar de los comentarios incesantes sobre la hipocresía de Emma Watson, sobre su fraude, ella resulta ser una feminista bastante apropiada para nuestros tiempos—con todo y las contradicciones—.

La decision de posar para esta foto fue audaz, no por mostrar una parte del cuerpo desnudo, sino porque, como estudiante activa del feminismo, Emma Watson muy probablemente sabía la controversia que iba a causar. Pero igual escogió posar. Y cuando vinieron las críticas decidió hablar, defender su acción, continuar participando activamente en una discusión en que el feminismo es pensado y re-pensado.

He aquí el poder de su acción.

Al tomar nuestra agencia para empoderarnos y tomar nuestras propias decisiones—cualesquiera que sean—estamos participando en una conversación que redefine el feminismo y, a la vez, contrarresta el poder del patriarcado. Al escoger nuestras acciones—la forma en que vestimos, el tamaño de nuestro cuerpo, lo que hacemos—y mantenernos en ellas, nos involucramos en la construcción de la feminidad, nos empoderamos a nosotras y a otras mujeres, y nos convertimos en el tipo de feministas que nuestra sociedad tanto necesita.

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