Más lecciones aprendidas del estilo masculino

Ya saben cuál ha sido el tema de este mes: la moda masculina. Y, sin duda, el tema ha inspirado la forma en la que me he vestido en las últimas cuatro semanas, tal vez más que cualquier otro (difícil vestirme con moda dieciochesca a estas alturas de la vida, claro está). Uno de los elementos del traje masculino que más adoro es el blazer: es perfecto para usar con todo.

Pero entre más pasa el tiempo, más me atraen los zapatos de estilos que tradicionalmente han sido utilizados por los hombres, pero en versiones hechas para mujeres. Estos son unos de mis favoritos y la verdad es que no me los quito.

Desde que trabajé en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, aprendí que los tacones no son mis mejores amigos, por más de que me haya acostumbrado a usarlos. Todas las mañanas caminaba al museo desde mi apartamento al otro lado del parque. Y luego pasaba el día corriendo de un lado a otro: de la bodega a mi lugar de trabajo a la biblioteca a las galerías… ¡imposible no lastimar mis rodillas y mis pies en tacones! Ahí fue que comenzó mi affair con los zapatos “de niño” y creo que ya no hay vuelta atrás.

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