Conchita Wurst: La dama de pelo largo y barba que transforma la división binaria del género

Uno de los temas que más me ha interesado a lo largo de mi vida académica es el del género, además de la naturaleza performativa de la feminidad. Cuando comencé la maestría en Fashion Studies, una de las primeras clases que tomé fue “La moda y el cuerpo.” Este ensayo corto fue uno de los trabajos que hice para la clase.

Conchita Wurst - Rise Like A Phoenix

El 11 de mayo de 2014, Conchita Wurst se alzó en vuelo como un fénix y ganó el concurso de canciones de Eurovision, uno de los shows de televisión más importantes en Europa, y la más grande competencia de canto en el mundo (“The Story”). Al ver la presentación de Conchita en la segunda semifinal del concurso de Eurovision, toma todo un minuto antes de que el video muestre un acercamiento a su cara, revelando que ella no es la típica estrella femenina del pop, pues el rasgo más característico de su cara es una masculina barba (Conchita Wurst). Pero, dejando de lado aquella barba, Conchita muestra todas las características comunes de la estrella del pop: usa un vestido con cola de sirena y detalles dorados, tiene un cuerpo delgado con sutiles curvas que resaltan el ideal de belleza femenina occidental, su cabello es largo y ondulado, y usa fantásticas joyas con un delicioso maquillaje. Cuando el detalle de su cara es revelado, resulta complicado poder definirla dentro de las clásicas categorías de “mujer” y “hombre,” y su diferencia de la multitud se hace clara.

Al hablar de la construcción de tales normas de género, Judith Butler explica la importancia de la repetición como elemento clave para garantizar la longevidad de tales normas. Para ella, es la “domesticación” de las repeticiones lo que lleva a la construcción del género en una hegemonía cultural (Butler 2006, 139). De esta domesticación resulta una de las categorizaciones binarias más importantes de Occidente, aquella que existe entre hombres y mujeres. Esta diferenciación, como lo muestra Butler, “es una identidad constituida tenuemente en el tiempo, en un espacio exterior a través de la repetición estilizada de actos… una temporalidad social constituida” (Judith Butler, 2006, 140). Puede verse, entonces, que fue a través de la repetición de los más poderosos hombres que mostraron sus barbas—reyes, caballeros y guerreros, por ejemplo—que ésta se convirtió en un importante elemento en la representación de masculinidad en las sociedades occidentales. Por el contrario, la constante repetición de mujeres usando vestidos y siendo delicadas fue lo que llevó al ideal todavía existente de la identidad femenina en Occidente.

Conchita Wurst

La construcción de oposiciones binarias basadas en diferencias revela las relaciones de poder presentes en nuestra sociedad, pues la diferencia es usada para poder dar significado a las “otras culturas,” a través del uso de discursos y prácticas en Occidente (Hall 1997, 225). Esta categorización de los individuos basada en oposiciones binarias nos permite construir al “Otro,” basándonos en un sistema de diferenciación de “ellos en vez de nosotros” (Hall 1997, 229). Así, la diferencia aparente entre hombres y mujeres se entiende como una construcción social que resulta de las relaciones entre los individuos de la sociedad, en donde las mujeres tienden a tener menos poder en la jerarquía social que los hombres (Bourdieu 1987). En este sistema, la cultura dominante es aquella del hombre blanco, y las mujeres instantáneamente se convierten en el Otro—en una oposición dual entre “nosotros” hombres y “ellas” mujeres.

Sin embargo, como el género es un constructo social, está abierto a su “resignificación y recontextualización; la proliferación paródica depriva a la cultura hegemónica y a sus críticas de la concesión de identidades de género naturalistas o esencialistas” (Judith Butler, 2006, 138). Es aquí donde Conchita Wurst entra en el juego. Al ser una “dama con pelo largo y barba completa” (“About Conchita Wurst”), surge la posibilidad de la transformación de género, pues estas oportunidades “se encuentran precisamente… en la posibilidad de un error al repetir, una deformidad, o una repetición paródica que exponga el efecto fantasmagórico de una identidad perdurable como una construcción tenuamente política”(Butler 2006, 141).

A través de su representación, Conchita Wurst desafía los ideales normativos de Occidente, llevándonos así a la reconsideración de la masculinidad y la feminidad. Si ignoramos su barba, la podríamos acusar de usar su performance como un arma para mantener las normas de género previamente establecidas dentro de las oposiciones binarias entre hombre y mujer, pues ella escoge ser una mujer en su forma de vestir, de peinarse y de maquillarse. Sin embargo, como usa la barba, esta oposición binaria se hace menos clara. De alguna forma, ella parece ilustrar perfectamente y a la vez el ideal de feminidad—en su vestido, su forma de hablar y actuar—y el ideal de masculinidad—con su perfecta barba.

Conchita Wurst Eurovision

Conchita Wurst y su barba, en vez de convertirse en un “Otro” raro y difícil de reconocer y clasificar, se han ganado la admiración del hemisferio occidental, sobre todo al tener en cuenta que fue el público el que escogió darle el premio del concurso de Eurovision. Su barba no sólo se ha convertido en la marca de su estilo único como cantante “femenina” de música pop, sino también de su importancia como el “símbolo de la tolerancia y la libertad artística en Austria y más allá” (“About Conchita Wurst”). En una entrevista reciente, Conchita Wurst declara:

Ya saben, soy miembro de la comunidad gay… y siendo una adolescente en este pequeño pueblo no fue la cosa más divertida de la Tierra, entonces a través de los años traté de encajar y me cambié a mí misma en todas las formas que se puedan imaginar. Simplemente quería ser parte del juego. Y luego me dí cuenta, bueno, que yo puedo crear el juego (“About Conchita Wurst”).

Al crear su propio juego, se ha convertido en un elemento clave para la reconstrucción de ideales de masculinidad y feminidad. Su barba es la materialización de una estrategia de subversión que interrumpe y rompe con la estabilidad de las oposiciones binarias que diferencian a los hombres de las mujeres en la cultura occidental. Ella está rompiendo la apariencia de la diferencia, cambiando, así, los ideales de masculinidad y de feminidad.

Referencias

“About Conchita Wurst,” Eurovision Song Contest, consultado el 26 de septiembre de 2014, http://www.eurovision.tv/page/history/year/participant-profile/?song=31403.

Bourdieu, Pierre. “What Makes a Social Class? On the Theoretical and Practical Existence of Groups,” Berkeley Journal of Sociology 32 (1987): 1-17.

Butler, Judith. “Bodily Inscriptions, Performative Subversions.” En Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. 10th Anniversary Edition, 175-193. Londres y Nueva York: Routledge, 2006.

Hall, Stuart. “The Spectacle of the “Other.”” En Representation: Cultural Representations and Signifying Practices, editado por Stuart Hall, 223-290. Londres: Thousand Oaks, CA; New Dehli: Sage, 1997.

“The Story,” Eurovision Song Contest, consultado el 26  de septiembre de 2014, http://www.eurovision.tv/page/history/the-story.

Wurst, Conchita. “Conchita Wurst – Rise like a Phoenix (Austria) 2014 LIVE Eurovision Second Semi-Final.” Video de YouTube, 3:22. Publicado por “Eurovision Song Contest,” 8 de mayo de 2014. https://www.youtube.com/watch?v=SaolVEJEjV4.

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